Jesús usó su tiempo en la tierra para ver cumplida la profecía y hacer que la gente llegara a conocer la verdad de quién es Él. Una de las mejores maneras en que lo hizo fue mediante la demostración de su poder mediante milagros. Sanó a los enfermos, alimentó a miles y resucitó a los muertos. Aunque muchos pudieron comprender el poder milagroso con el que estaba trabajando, el perdón de los pecados los impactó porque era algo que sólo el Señor podía hacer. Milagro tras milagro, Jesús dejó claro que Él era Dios venido a la tierra.
(Marcos 2:10-12; Marcos 10:51-52; Marcos 5:39-42; Juan 8:3-11; Marcos 6:35-44)